«El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. Y el Señor Dios ordenó al hombre: “De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás», Génesis 2:15–17.
Al leer este pasaje, muchos se quedan con la misma duda: ¿Por qué puso Dios el árbol del conocimiento del bien y del mal en el huerto de Eden si sabía que ellos iban a desobedecerlo? Ciertamente, esta pregunta puede abrir las puertas a muchas otras dudas sobre la soberanía de Dios y la caída del hombre. Sin embargo, en este post no quiero hablar de eso, sino de la motivación particular de Dios al colocar un árbol en el jardín de Eden y prohibir su fruto.