Pareciera que cada año hay más teorías conspirativas sobre la Biblia, sus personajes, y los acontecimientos históricos que narra. La mayoría de estas tratan de explicar momentos milagrosos como fenómenos científicos o alegorías espirituales. Moisés no dividió las aguas, sino que hubo una sequía ese año y todos cruzaron sobre la parte menos profunda. Jesús no multiplicó los panes y los peces, sino que todos, al ver la generosidad del niño, también sacaron su comida para compartir con los demás. Algunas de estas teorías requieren más fe para creerlas que los mismos milagros que tratan de negar.
Esto ha ocurrido a lo largo de la historia, especialmente en cuanto al milagro más milagroso de todos: la resurrección. Hay personas que han argumentado en contra de la resurrección física de Cristo, diciendo que la resurrección fue poco más que una historia alegórica que demuestra lo que Cristo ha hecho espiritualmente dentro de nosotros. Ideas como estas tienen consecuencias.