El evangelio y los pobres

Mi esposa y yo trabajamos en el basurero de la Ciudad de Guatemala. Servimos a la gente que, literalmente, viven de la basura. Muchos de ellos buscan cosas que pueden vender, aunque otros buscan su almuerzo para ese día. Para muchas personas, la basura es su único recurso y luchan contra una gran pobreza. Cada día vemos a seres humanos creados en la imagen de Dios tirados en la calle, acostados en su propia orina. Constantemente escuchamos historia tras historia de familias sin alimento, esposos gastando todos sus ingresos en licor, pegamento, abuso, injusticia, opresión, y mas. Una oscuridad inconcebible está alrededor de este lugar.

A diario luchamos con cuestiones prácticas. ¿Cómo podemos mejor servir a estas comunidades? Encima de eso, ¿cómo lo hacemos de una forma sostenible en medio de una ciudad acribillada con pobreza? ¿Cuánta responsabilidad tenemos como cristianos hacia las necesidades físicas a nuestro alrededor?

Siendo honestos, reconocemos que tenemos más preguntas que respuestas. Luchamos viendo necesidades básicas, sabiendo que tenemos los recursos para “arreglarlos”. Al mismo tiempo, reconocemos que problemas sistémicos como estos no se arreglan sencillamente.